Crónicas de Vestuario. -
“En construcción”
Se presentaba en esta
jornada el examen del estreno para un conjunto como el ovetense que
ha sufrido una profunda y necesaria transformación en todos sus
estamentos tras la lamentable deriva perpetrada por Generelo en unos
últimos meses de temporada que habían dejado un muy mal sabor de
boca a la afición carbayona. Sí, se trata de recuperar la ilusión,
de sentar unas bases consistentes para pensar en las más altas metas
y en ello se han afanado los dirigentes de la nave azul. Que nunca
falte la esperanza, el motor de todos los sueños.
Una vez sobre el terreno
de juego, el conjunto azul ha dado una impresión precaria, la de un
cuadro en construcción que aún desconoce cuál es su personalidad,
sin decantarse por una tendencia, dubitativo y sin ritmo ni rumbo.
Todo eso se pudo observar en un primer tiempo para olvidar donde los
de Fernando Hierro carecieron de profundidad, negando todo desdoble
por banda, más interesados en la estadística de posesión que en
desplazarse hacia el gol. El Almería agradeció el detalle a la
espera de un zarpazo como el de Chuli, que se fue finalmente al poste
para satisfacción de una hinchada azul que no entendía un
planteamiento tan conservador como timorato. En las mínimas,
raquíticas, aproximaciones por las bandas, los rojiblancos temblaron
en indecisiones defensivas que bien pudo aprovechar ese gran pescador
que es Toché. Pero fueron pocas, demasiado pocas, sin intención. El
murmullo de la grada dictó el veredicto: si en la segunda jornada de
cuarenta y dos andas jugando a conservar un puntín te estás
aproximando de cabeza al precipicio.
Algo así debió
comunicarles a sus hombres el nuevo entrenador azul, pues los
primeros diez minutos de la reanudación reunieron todo lo que este
equipo en construcción debe ser capaz de mostrar: profundidad y
ritmo, desdoble por banda e intención goleadora. Que eso de las
estadísticas de posesión y demás zarandajas están muy bien para
el baloncesto pero apenas aclara nada en el fútbol. Los frutos
llegaron en una internada letal de Nando, que con su vertical
estilete remachó lo expuesto en ese inicio de la segunda mitad. Ese
sí es el camino y por ahí deben ir las intenciones. Aprovechar
debidamente los desdobles en las bandas -Susaeta hoy desaparecido y
ya saben que en esta columna lo apreciamos tanto a nivel humano como
futbolístico- ha de formar parte del abecedario básico de un equipo
que debe imponer su poderío y su clase.
Toché pondría el broche
de oro minutos después de que Juan Carlos mostrara sus magníficos
reflejos a remate de Antonio Puertas a un partido con dos caras que
nos muestran que el largo camino aún nos depara muchas
tribulaciones. Pudo Linares machacar en el añadido lo que hubiera
sido un resultado engañoso y que, desde luego, no debe mentirnos.
Queda mucha tarea para que este Real Oviedo de Fernando Hierro
muestre el poderío que parece atesorar. Bienvenidos sean estos tres
puntos para asentarse, para que no entren prisas ni esos nerviosismos
que hemos podido comprobar -el Almería, nuestro visitante hoy, es
buen ejemplo de ello- no son muy recomendables en esta durísima
categoría.
Reportaje fotogr´´afico: JOSÉ LUIS G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el domingo 28 de agosto de 2016