Crónicas de Vestuario. –
“Contra
el muro”
El Real Oviedo se encontró en la agradable tarde
dominical con uno de esos conjuntos prototipo de la categoría. Encerrado en su
campo, creando una tupida tela de araña para enredar al contrario, de
contragolpe veloz y poco interés por la posesión del balón. La Cultural Leonesa
desmanteló la capacidad creativa del conjunto azul con un gran trabajo
defensivo y con un once muy organizado, desbaratando las iniciativas de un
equipo que, esta vez sí, tuvo mucha paciencia para afrontar el encuentro. Faltó
profundidad, con un Annunziata demasiado gris y sin la rapidez de movimientos
que exigía un desafío como el que planteaban los leoneses, sobre todo de un
Héctor Simón muy lento y con poca confianza.
Cada vez queda menos tiempo y sólo queda aferrarse a
unas esperanzas cada vez menores. El encuentro contra el Rácing de Santander,
el líder la categoría dirigido por la mano maestra de Paco Fernández, sigue
mostrándose como una final, pero que, con todos los puntos que se van dejando
los azules, sólo parece una prueba de las posibilidades del equipo de la
capital del Principado de cara a los play-offs de ascenso.
Faltó eficacia de cara al gol y eso, frente a
rivales como la Leonesa, se paga. Un magnífico disparo de Susaeta en la segunda
parte, con una enorme parada de Toño, mereció mejor suerte. Pero todo parecía
destinado a ser un reto contra la paciencia, contra ese reloj que se empeña en
marcar cada segundo como una sentencia y que, como en aquella vieja película de
los años cuarenta de Rudolph Mate, “Con las horas contadas”, se empeña en oscurecer
el futuro, en apretar la soga sobre el cuello de los anhelos oviedistas. Ese
muro es al que se enfrenta el cuadro azul, con el paso de las jornadas cada vez
más apremiante. Poco importa que el conjunto muestre mucha mejor cara, no sólo
la de la paciencia sino la de la elaboración pero falta profundidad y gol.
En el fútbol hemos visto muchas batallas y muchos
imposibles convertirse en realidad cuando nadie era capaz de creer. Ya sólo
queda aferrarse a eso, a confiar ciegamente en que las cosas puedan cambiar.
Todo parece que va a pasar por la final, la reválida del próximo domingo ante
el Rácing de Santander. Una victoria sería la señal esperada para volver a
creer en que el ascenso es posible.
MANOLO D. ABAD
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el lunes 17 de marzo de 2014