Crítica. Música. –
“El ego inabarcable”
MICAH
P. HINSON + TIMBER TIMBRE
Acapulco, Gijón.
Viernes,
16 de noviembre de 2012.
Querer
exponer el fuego desde el hielo es un imposible que sólo puede caber en la
mente de unos canadienses equivocados. Mi parka –también canadiense y muy
fiable- no me defendía del frío que emanaba de los Timber Timbre, un cuarteto
similar a esa rubia de los sueños más íntimos que permanece indiferente a toda
proposición de amor. Así de gélidos son los canadienses. Un frío glaciar para
intentar describir sentimientos que no son sino fuego.
El
ambiente, al que ni el entusiasmo de los más incondicionales hubiera sido capaz
de levantar, se torció con la actitud de Micah P. Hinson, un individuo que se
cree investido por la gracia de los dioses, esa que te permite censurar el
trabajo de los fotógrafos o hacer callar a su público cual si en una misa nos
encontráramos. A cambio nos ofrece una tenue luz que pretende equipararse a la
altura de grandes como Richard Hawley, de cuya ternura y romanticismo carece,
como Nick Cave, de quien debería recoger su desgarro emocional puro y en carne
viva; como Leonard Cohen, ejemplo de caballerosidad, de clase, de amabilidad y
de ese saber estar que conquista a las mujeres soñadas por otros. Desafinado,
egocéntrico, fatuo, más pendiente de un flash o de una conversación alrededor
suyo, incapaz, como esos niños mimados de levantarse ante la adversidad –los
verdaderamente grandes lo hacen así- Hinson consiguió hartar hasta algunos de
sus más incondicionales. Este festival no merecía algo así. Si el fiasco de los
Lemonheads hace unos años vino marcado por la adicción de Evan Dando, lo de hoy
procede de un ego inflado y caprichoso, lo cual no tiene perdón posible. Parafraseando una gran canción de Los
Secretos: “No vuelvas nunca más”.
MANOLO
D. ABAD
Foto:M.
D. A.
Publicado en el diario "La Nueva España" el domingo 18 de noviembre de 2012
Publicado en el diario "La Nueva España" el domingo 18 de noviembre de 2012