NOCHE Y MÚSICA PARA TUS OJOS Y OÍDOS
Cuando a uno le da por detenerse
y mirar atrás, echar una ojeada al camino surcado y contemplar lo que ha
sucedido en unos años que no volverán pero que se vivieron con la intensidad
del que sabe cómo discurre el tiempo, no puede uno sentirse más satisfecho de
haber exprimido todas las noches festivaleras hasta el último amanecer.
Pero antes de la noche y sus fiestas, el Festival de Cine de Gijón ya
había encontrado un nexo perfecto para convertir a la música en su aliada fiel.
En la 33ª edición, sabedores de la irresistible explosión de creatividad que se
estaba produciendo en Gijón (el Xixón Sound pero no sólo el Xixón Sound), los
nuevos responsables del festival con José Luis Cienfuegos a la cabeza se
pusieron a la tarea de mostrar y respaldar todo lo que sucedía en la ciudad en
una revolución sin precedentes, e idearon un concierto que aunase cine, música
y a algunos de los grupos que se trabajaban la escena en 1995. El resultado fue
“Gijón goes to the movies (The Dirty Dozen)” plasmado en un concierto en el
Teatro Jovellanos dentro del Festival y en un CD irrepetibles. Mientras vuelvo
a escuchar mi copia, me froto los ojos y los oídos: el tan discutido en su día
nivel de los grupos gijoneses se muestra en su mayor esplendor. Quien no vivió
aquello dentro no tiene ni idea de lo que aquello era. Eso sí, siempre les
quedará el CD –toda una pieza de coleccionista- para tratar de aproximarse. Y
es que no sólo era el Xixón Sound, muy bien representado (Yellowfinn, Holiday
Fleet, Manta Ray, Kactus Jack, Australian Blonde, Medication, Tommy Crimes),
sino satélites muy, muy cercanos (Dr. Explosion, Undershakers) o lejanos
(Kashmir, Los Cohetes), los que desgranaban piezas de películas como La Semilla del Diablo (con una acertada
mezcla de perversidad e inocencia a cargo de los venerables Penélope Trip), What´s New, Pussycat? (trepidantes Dr.
Explosion y su “My little red book”), La
Leyenda de la Ciudad Sin Nombre (antológica deconstrucción de Kactus Jack),
Fiebre del Sábado Noche (con los
Beastie Boys de Gijón -Holiday Fleet- haciendo de las suyas) o el clásico de Rocky III vía Kashmir clavando la épica
mítica del “Eye of the tiger” de los Survivor. La semilla se había sembrado con
éxito pero ya sabemos que esta vida es un constante examen y llegaba 1996 con
una nueva edición para tratar de superarse. El listón estaba muy alto, pero el
resultado volvió a ser digno de recordar: “Canciones del cine español
(1896-1996)”. En las notas interiores, José Luis Cuerda y Luis García Berlanga
respaldaban el proyecto, mientras José Luis Cienfuegos, director del Festival
concluía, orgulloso: “Agoreros y
envidiosos ya tienen otro motivo para rasgarse las vestiduras: nuestros grupos
son profesionales, ocurrentes y exportables”. Desde unos inolvidables Manta
Ray con el carismático Corcobado recreando la tensión del tema central de “El
Crack” con el que Garci tendría pesadillas, y cuya colaboración seguiría en el
esencial álbum “Diminuto Cielo” años después, hasta las Undershakers que
lograron su más afamada melodía con el “A tu vera”; tuvieron la oportunidad de
dejar mayúsculas huellas Penélope Trip (junto a Le Mans hilaban telas de
perversión y oscuridad con “Evelyn”), Nosoträsh con el llorado Carlos Redondo
(Los Locos), Tommy Crimes, Kashmir, Fany & Los Dandys, Holiday Fleet
(homenaje de mala baba al “Chup chup”), Mocking Byrds, Kactus Jack (¡buscando
“Perlas ensangrentadas” con Alaska!) y algunos olvidados dignos de recuerdo y
recuperación como Detritus X o los Heartbeats. El CD, además, lo publicaba la
activa discográfica asturiana Astro para rematar otra joya de colección y
concierto para guardar en los estantes más valiosos de la memoria.
Superarse, superarse, un reto siempre presente:
“Score” por Manta Ray. Uno de esos momentos que consiguieron, en noviembre de
1998, fijar la pujanza de Gijón en el universo musical (una representación
espeluznante de clásicos del cine adaptados a la siempre peculiar visión de uno
de los grupos trascendentales en el rock alternativo español) y en el
cinematográfico (contemplar en el palco vecino el pasmo de mi adorado Bad Seed
Barry Adamson ante el es-pec-tá-cu-lo de los Manta me terminó de convencer de
que se debían erradicar de una vez los complejines). El magistral paso final
fue tratar de contagiar la magia musical a un ámbito distinto al de la sala
oscura y sus aledaños.
Perder ese peso, esa gravedad
que, tantas veces, invade a la cultura, fue otro de los grandes aciertos de
Cienfuegos y su equipo. Ahí, en la nocturnidad de la sala de conciertos, se
cerraban todo tipo de contactos (para la prensa rosa, los que están pensando;
para el mundo real, nexos para futuros trabajos, uniones y amistades artísticas
a cuajar o proyectar). Y, sí, claro, la música. Repaso mi lista de recuerdos en
el selector de frecuencias, que hubieran cantado Aviador Dro y la nómina
alcanza tal volumen, variedad y calidad de nombres que resulta difícil contener
la emoción, que las imágenes y las canciones no se desaten a borbotones: Los
Planetas en un Jardín a rebosar, Six By Seven a tope de volumen para cerrar un
círculo personal (sí, también las historias de amor y desamor de nuestras
propias vidas se cruzan en el maremágnum emocional del recuerdo), We Are
Standard en el Bambara cuando sólo eran Standard, Delorean convirtiendo la
Albéniz en la Factory de Manchester, los Boss Martians poniendo patas arriba el
Gato Tuerto un domingo, MC5 en el Parque del Piles (¡oh, Dios!), los Real
McCoyson y los Bubblegum en el Savoy Club, Maika Makovski seduciendo a todo
bicho viviente en el Acapulco… Hasta mi propia revista “Interferencias” tuvo su
momento estelar. Y, desde hace tres años, un festival dentro del festival: “The
Fiesta” en el LabCafé. Sumergirse en el inmenso hangar de la no menos
inabarcable Laboral al amparo de un cartel por donde ya pasaron Vetusta Morla,
los añorados Sunday Drivers, Sidonie o Layabouts. Y decepciones gordas como la
de unos decrépitos Lemonheads (Evan Dando funeral –creativo-) o el dislate de
Nacho Vegas y Christina Rosenvinge o la frialdad de un Barry Adamson del que
esperábamos mucho más (tanto…). Y un último regalo: el delicioso, mágico “13
Most Beautiful… Songs for Andy Warhol´s Screen Test” a cargo de Dean &
Britta. Tanto, tanto, que ya queremos más. Que no decaiga.
MANOLO D. ABAD
Fotos Dr. Explosion, Ladybug Transistor y Niños Mutantes: JOAN FITÓ
Una versión más reducida aparece en el periódico "El 50" del Festival Internacional de Cine de Gijón del mes de octubre de 2012 http://www.gijonfilmfestival.com/page/11597-noche-y-musica-para-tus-ojos-y-oidos
Una versión más reducida aparece en el periódico "El 50" del Festival Internacional de Cine de Gijón del mes de octubre de 2012 http://www.gijonfilmfestival.com/page/11597-noche-y-musica-para-tus-ojos-y-oidos