Crítica. Música. -
"De esencia y de entrañas"
GALLON DRUNK
Savoy, Gijón.
Viernes 26 de octubre de 2007.
James Johnston (voz, guitarra, armónica, órgano), Terry Edwards (saxo, órgano, maracas), Ian White (batería), Simon Wring (bajo).
Volvían a embarcarse en una gira europea con motivo de la publicación del excelente "The Rotten Mile" (2007) y precisamente con la canción que da título a ese último álbum comenzaron, con algún pequeño desajuste de sonido que pronto superaron a golpe de una contundencia como pocas veces se suele ver sobre un escenario. La vehemencia de James Johnston le emparenta con los movimientos espasmódicos y libres de Nick Cave -quien le reclutó hace años para sus Bad Seeds-, sólo que empuñando una tormentosa guitarra que compagina con los teclados del órgano y un micro que pronto abandonó su pie de apoyo. Cimbreando su cuerpo contagia la fuerza que emana de unas composiciones que deconstruyen la raíz del rock, devolviéndolo a su energía primigenia y regurgitándolo con el nuevo aliento que el caudal creativo del cuarteto sabe imprimir. Los frenéticos saxos de Terry Edwards, bien alejados de sus recientes colaboraciones con el más mesurado Stuart Staples (Tindersticks) terminan de dotar de garra a un cancionero que discurrió repasando su último trabajo, sin apenas necesitar una revisitación de su más exitoso álbum, el esencial "In The Long Still Night" (1996). Una frenética, imparable base rítmica, atizada sin compasión por Simon Wring a un bajo que destapaba los demonios de Tracey Pew (Birthday Party) y un magistral Ian Wright a la batería, terminaban de rematar una de esas actuaciones que alimentan los espíritus más inquietos. Intensidad y contundencia sin concesiones vanas al servicio de un grupo con mucha clase.
MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "La Nueva España" el martes 30 de octubre de 2007.