Félix Romeo fallecía el pasado viernes en Madrid, víctima de un paro cardiaco. Hace años, con motivo de una mesa redonda incluida en el certamen "Intersecciones" tuve la oportunidad de departir con él. Le había entregado un número de la revista "Interferencias" donde aparecían unas críticas de sus novelas "Dibujos animados" y "Discotheque" a cargo del escritor asturiano Chus Fernández, a la sazón colaborador habitual de mi revista y que me había dejado ambos libros. "Discotheque" me había maravillado entonces.Lo primero que hizo fue comentarme que había un sello discográfico en su Zaragoza natal con el mismo nombre, compañía discográfica que yo conocía puesto que había publicado a grupos tan interesantes como los Proscritos de Binéfar. Romeo dirigía entonces "La Mandrágora" y la conversación nos llevó a PJ Harvey, a la que había visto en concierto unas fechas antes, y a quien había grabado para su programa. De ahí a Nick Cave, la novela negra y un sinfín de temas, hasta que, una hora después, Pepe Colubi -que había moderado la mesa redonda- se lo llevó junto a Javier Cercas y Lorenzo Silva (los otros ponentes) a la cena que tenía reservada la organización en el Faro Vidio. Recuerdo también la pequeña tertulia que establecimos en el Ovetense sobre el poco público que había asistido al acto. Para alguien que se enriqueció (culturalmente) con el autodidactismo perderse una oportunidad así le parecía absurdo si a alguien le interesaban las letras. Hoy no puedo dejar de estar más de acuerdo con él. Descansa en paz, Félix.
MANOLO D. ABAD