lunes, 6 de agosto de 2018
El Rastro de la Locura
EL RASTRO DE LA LOCURA
Escuchar a Los Locos hoy, un día cualquiera, supone evocar unos tiempos que no volverán, días de vino y rosas, muy alejadod de la triste actualidad musical. Porque, ahora, con la música descontextualizada de todo -principalmente de la conexión con nuestra existencia- ese vínculo emocional rara vez se encuentra. Y no, no es la nostalgia, sino que los tiempos, para bien o para mal, siguen en constante ttansformación, sólo visible con una perspectiva temporal amplia.
La efervescencia de principios de los 80 en España también alcanzó a Asturias, al menos en lo que a rock se refiere. Un montón de bandas surgían, tanto con experiencia como sin ella y los concursos eran una forma de darse a conocer. Me contaba hace muchos años Paco Loco que, en cierta ocasión, se presentaron en uno de esos primeros certámenes con diferentes nombres. Imaginaba la estampa y comprendía el porqué del nombre de Los Locos. El caso es que, al final de tantos disparos, acabaron dando en la diana en 1984 y vencieron en el Concurso de Maquetas de Radio Asturias en su primera edición junto a los ovetenses Imágenes de Archivo. El jugoso premio era la grabación de un disco en unos tiempos donde no era fácil acceder tanto a una grabación en condiciones como a la publicación de un vinilo. El maxi resultado de dicha victoria les catapultaría a una repercusión en el territorio asturiano multiplicada por el hecho de sonar constantemente -tanto el disco como sus maquetas- en el programa "El Expreso de Medianoche" dirigido por Enrique Bueres. "Recuerda Marrakech", "Estás en New York" y "Radio Fox" se convirtieron en la banda sonora de una generación, junto a otras muchas de la movida. La música, el pop y el rock, formaban parte de la vida de la gente, de su conquista de la diversión y de la noche.
Ese fue el arranque de una historia que tenía que haber sido de éxitos y que, sin embargo, se saldó con frustración: la de descubrir que, a pesar de sus grandes canciones, no lograron el reconocimiento que merecían. Lejos de arrugarse ante la adversidad, tanto Paco como Carlos Redondo buscaron nuevas experiencias. Paco Loco se convertiría en una referencia de la música independiente y alternativa española en su faceta de productor, sin desdeñar la trayectoria al frente de Sangrientos, con los que cuajó legendarias actuaciones que aún hoy recordamos quienes los vimos en más de una treintena de ocasiones. Las anécdotas con él darían para mucho, pero me quedo con la que se desarrolló durante la parte en vivo de la grabación de "Backslide", el segundo de The Amateurs, por los que apostó con fe. Estábamos sentados tras la mesa de grabación del Licor Negro, el local donde se grababa, cuando, en un momento de intensidad guitarrera, Paco cogió la suya y se fue al escenario para unirse a los ovetenses. El malogrado Carlos se convirtió en la cadena de transmisión para que grupos noveles alcanzaran un mayor nivel en sus inicios, desde Penelope Trip hasta Mamy Carter, pasando por Lucas y Los Patosos, a los que no dudaba en acompañar sobre las tablas. Posteriormente, viviría las mieles del éxito junto a Felpeyu hasta el día de su fatal accidente. Aún recuerdo la última vez que lo vi, a la salida del Teatro Filarmónica, tras la emisión del documental "Los Años Eléctricos". Con esa coña suya, me preguntó, socarrón: "¿Qué le has hecho a Chus Neira para no salir?". Le contesté: ¿Y tú? Estallamos en risas y nos fuimos a la fiesta posterior, mientras nos poníamos al día. A la entrada del Flamin' (hoy SolySombra, antes Monster), en la puerta, había dos grandes fotos: la suya y la mía. Ambos íbamos a pinchar. "¿Ves? Esto es lo que verdaderamente importa. Este reconocimiento, no el figurar". Aquello se me quedó grabado. ¡Y qué decir de Boni Pérez, grandioso letrista de la banda! Generoso y coñón, la persona que te encuentras en todos los conciertos. Siempre un placer conversar con él. Producciones El Cohete necesitaría muchas líneas para describirlos, aunque lo que les defina sea su gran profesionalidad no exenta de la deseable cercanía humana.
Y, al final, el último guiño del destino: la huella que permanece y, probablemente, permanecerá. Las canciones. Esperemos que más allá de las generaciones y de la penuria musical de hoy en día.
MANOLO D. ABAD
Foto Paco Loco: LUIS HEVIA
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 6 de agosto de 2018