Crónicas de Vestuario. -
“Prueba de líder”
Se planteaba el encuentro
ante el indiscutible dominador de la Segunda División en el primer
tercio del campeonato como una prueba para medir las posibilidades
reales del once azul después de la inesperada debacle ante el Huesca
del mago Anquela. Tras una nueva victoria ante el líder Levante por
el resultado talismán (quinto dos a cero de la campaña), bien puede
decirse que ya se está en condiciones de aspirar a lo máximo.
Fue un partido donde el
primer acto transcurrió envuelto en precauciones por una y otra
parte, tratando de asentarse, sin buscar las porterías, enredados
los valencianos en la maraña del doble embudo oviedista que acaba
por tragarse al más pintado. Los de Muñiz no conseguían abrir el
juego y acababan domesticados por inanición en las bandas,
preocupados por no ceder un error que se sabía letal. La disciplina
táctica de los azules funcionaba como un ejército bien armado, con
movimientos solidarios para que no existieran fisuras, como en el
precedente encuentro ante los oscenses, donde los despistes
colectivos hundieron a los asturianos como un castillo de naipes
cuando una carta no halla su acomodo.
La segunda parte
transcurrió por idénticos parámetros de un tacticismo casi de
ajedrez, pero con la variante de un once azul mucho más retrasado
ante el intento de los valencianos de irse por el partido. Los
errores se pagarían muy caros en ese tablero verde donde los peones
ejercían su poder sin que pudiéramos disfrutar de alfiles por las
bandas ni de caballos en las inmediaciones de las áreas. Olvídense
de la reina en esta prueba de líder, pues permanecía agazapada
entre los peones, trabajando duro como ellos,... hasta que llegó el
chispazo en un barullo dentro del área valenciana. Michu -la reina
del ajedrez ovetense- aprovechó para estrenarse en la Liga y
decantar una balanza en férreo equilibrio táctico roto por un
error, por un detalle. El siguiente vendría a los pies de Chema, el
central levantino, que no supo equiparar las fuerzas y marró la
preciada ocasión. El remate vendría tras otro fallo que supo
aprovechar un Jonathan Pereira errático en el primer acto y que fue
cogiendo tono según iba avanzando el choque para poner broche de oro
a esta satisfactoria prueba.
El valor de la pegada, el
culto al orden táctico y la disciplina colectiva, no exenta de
sacrificio, son los argumentos que maneja el equipo dirigido por
Fernando Hierro. Olvídense de juego vistoso. Olvídense de las
penetraciones por la banda. Bienvenidos a ese doble embudo que nace
en Juan Carlos y termina en un punta que hoy no era Toché sino
Pereira. La receta, a la vista de los resultados, funciona. No nos
entusiasma, cierto es, pero tampoco podemos negar su valor, traducido
en los benditos y necesarios puntos. De modo que, en esta larga
travesía de la durísima Segunda, sólo queda esperar que los
vientos sigan siendo favorables y que no se repita un naufragio como
el de Huesca. Es el momento de creer en nuestras posibilidades tras
esta prueba de líder tan bien resuelta.
MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: J.L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio el domingo 20 de noviembre de 2016