"El sonido de la emoción"
THE WATERBOYS
Teatro
de la Laboral, Gijón.
Miércoles,
18 de abril de 2012.
Mike Scott (voz,
guitarras, piano); Steve Wickham (violín, mandolina); James
Hallawell (piano, teclados); Marc Arciero (bajo); Ralph Salmins
(batería).
El
diluvio universal que lleva días empapando Asturias no era el mejor
reclamo para acudir a la cita con The Waterboys, la banda que lleva
encarnando el mundo de Mike Scott desde principios de los 80. La
mezcla de expectación e incertitud se palpaba en el comienzo de la
actuación del quinteto, que pronto despejó dudas con intensas
interpretaciones de temas de su reciente An appointment with
Mr.Yeats (homenaje literario-musical al universo del poeta
irlandés, desde siempre una referencia en Scott), épico en The
hosting of the shee o desbordante en Man as the mist and snow.
Sin embargo, y como era de esperar, pronto los Waterboys comenzaron a
desgranar un cancionero repleto de perlas a lo largo de toda su
trayectoria: de su homónimo primer álbum (A girl called Johnny ,
The girl in the swing) o de su segundo A pagan place (All
the things she gave me). La hermosa Glastonbury song de
Dream Harder, marcó un punto de inflexión en el show. La
música emocional de los Waterboys fue creciendo con el paso de las
canciones, como el ritmo torrencial de las esperanzas del enamorado
rendido a cada una de las señales de su amada en su corazón, por
muy débiles que éstas puedan ser. Fue el momento de su ineludible
obra magna, su tercer álbum This is the sea, y de un
desbocado Be my enemy o de un rockero The pan within;
con momentos sosegados como el juguetón The Raggle Taggle Gypsy
con un duelo Scott vs Wickham para el deleite.
Tras
la apoteosis, más razones para que el clímax continuara: un primer
bis con la tremebunda Don´t bang the drum y, para goce
mayoritario, la esencial The whole of the moon, travestida en
su primer tramo con unos teclados reggaes a cargo de Hallawell, rotos
por las palmas de Scott al piano para llevarla a su éxtasis
primigenio. Ya con el público puesto en pie, un segundo bis con la
encantadora A man is in love y la tabernaria Fisherman´s
blues, para brindar porque el tiempo no se haya detenido, pero
tampoco se haya perdido en un agujero de la memoria para Scott y los
suyos. Para brindar por amores y desamores, para beberse esperanzas,
para celebrar que Waterboys dieron en la diana del corazón de los
presentes con intensidad y alma. Fuera, el agua seguía desatándose
pertinaz, pero poco le importó a quienes la desafiaron ante la
magnitud de lo visto y lo vivido.
MANOLO
D. ABAD
Fotos: IVÁN MARTÍNEZ
Publicado en el diario "La Nueva España" el viernes 20 de abril de 2012. http://www.lne.es/sociedad-cultura/2012/04/20/sonido-emocion/1230667.html