Crónicas de Vestuario. -
“¿Pero que ha hecho el Real
Oviedo para merecer esto?”
Sabemos, somos conscientes, de
que el mundo del fútbol no se rige por normas establecidas, que la
sorpresa siempre acecha y que el número de la ruleta que te saque
fuera del juego puede salir en cualquier momento.
Sin embargo, y como muy bien
destacó el creador de James Bond Ian Fleming en “Goldfinger”:
“Una vez es casualidad, dos es coincidencia, tres es la acción del
enemigo”. Pues, bien, hemos esperado, pacientes, tras los tres
últimos encuentros del Real Oviedo a que no se cumpliese la frase
lapidaria. Lamentablemente, se ha cumplido. Tres partidos repletos de
decisiones no ya extrañas sino tendenciosas con un perjudicado: el
conjunto azul. ¿Casualidad? ¿Coincidencia? ¿La acción del
enemigo? La acción del enemigo, por supuesto. Cuando un árbitro se
niega a consultar el VAR algo raro sucede. Cuando la acción, vistas
las repeticiones en la televisión, es tan nítida que hasta el más
forofo del equipo contrario asumiría la realidad, es que algo está
pasando. La acción del enemigo que pretende hundirte, que quiere
exterminarte. Antes de entrar en los detalles de todas estas acciones
bizarras que se han repetido como una mala digestión en tres partidos
trascendentales para el cuadro azul, envuelto desde la primera
jornada en un mar de dudas, convendría hacerse unas cuántas
preguntas.
Las preguntas se acumulan, una
detrás de otra, como una sombra oscura que cae sobre la LFP dirigida
por Tebas y la RFEF de Rubiales. A ninguno le gusta el Real Oviedo,
¿por qué?
¿Por qué, si se trata de uno de
los clubes históricos de la Liga?
¿Por qué, si hablamos del
primer equipo asturiano que jugó en Primera División?
¿Por qué, si posee una de las
aficiones más fieles y limpias -de política y de violencia- de
España, además de ser una de las más viajeras?
¿Por qué, cuando nos referimos
a uno de los equipos con más seguidores a lo largo y ancho del
mundo?
¿Por qué, si resulta que el
Real Oviedo es uno de los clubs más saneados en las dos divisiones,
con menos deudas?
¿Por qué se le exige un
estrafalario y poco transparente límite salarial que no se le pide a
otros clubs con toneladas de deudas?
¿Por qué se paralizan
patrocinios que a otras entidades se les permite cambiar incluso a
mitad de temporada sin ningún miramiento?
¿Por qué, Sr. Tebas?
¿Por qué, Sr. Rubiales?
Y, ahora, la gran pregunta: ¿por
qué, señores árbitros?
No me voy a remontar a la
decimotercera jornada en la que Galech Apezteguía dio un “recital”
lamentable donde se comió expulsiones, un penalty y mostró el doble
rasero con que se trató al Málaga y al once azul. Vamos a olvidar a
Oliver de la Fuente en el bar – perdón, el VAR- y
Ocón Arraiz sobre el campo, quienes en la vigésima jornada
omitieron una agresión de Fali a Bolaño – que es como el enemigo
público de los de negro y buen partido que sacan de ello los rivales
– y un gol del Cádiz como mínimo dudoso. Ya que estamos, no
querremos recordar cómo en la vigésimo primera Alejandro Muñiz en
el campo y su colega de barra de VAR Javier Iglesias Villanueva –
otro conocido “amigo” del club y de la afición azul – pasan de
los “encuentros” de Yoda a Bolaño (sí, otra vez Christian
Fernández) y de Alexis a Ortuño. Del doble rasero en las acciones
de Mario Ortiz a Jimmy y la posterior de Tejera a Mario Ortiz tuvimos
nítida consciencia. Es más, el gran “amigo” Iglesias Villanueva
llamó hasta la extenuación para que se expulsara a Tejera. Lo de
Mario Ortiz no sucedió. O quizás en otra galaxia… Siguió en la
siguiente jornada, porque, ya saben, no hay que dejar las cosas para
el final de temporada, que están todos los objetivos encima. Se
trata de hundir cuanto antes, a ser posible en estas jornadas en el
ecuador del calendario, que los ánimos están más tranquilos y
exentos de polémica.
Jornada
22: se “encuentra” una mano de Javi Mier en una falta. No seré
yo quien diga que no estuvo bien pitada de acuerdo al reglamento
(veremos luego que, eso del “reglamento”, es una quimera para el
Real Oviedo). En tiempo añadido, ni siquiera se revisó el VAR para
una acción en la que el defensa arrolla a Sangalli. Igual ya no
estaban en la barra. O se habían acabado las bebidas y el picoteo…
Ni uno, ni tres, frente a un rival directo.
Por
si ya no tuviéramos suficiente capacidad para el asombro, aún nos
quedaban los choques frente a gallitos que no fueron tales en sus
enfrentamientos con el equipo azul. Ni Almería ni Girona mostraron
mucho. Pero aparecieron “amigos” como Oliver de la Fuente, a
quien probablemente inviten como pregonero o para dar el chupinazo en
las fiestas de Gijón, que se “inventa” uno de esos penalties que
pasarán a la historia de la natación en la piscina almeriense.
Contra el Girona, el golpe de voleibol – también, como ante los
almerienses, con 0-0 y muchas dudas entre los teóricos gallitos- de
Mojica dentro del área no es penalty para Saúl Ais Reig.
Probablemente la única persona en este mundo que no lo vio. Bueno,
en el VAR, se volvieron a quedar sin patatas ali-oli y cerveza y, por
eso, nadie dijo nada. Como en la llave de kárate de Asier Riesgo a
Ortuño – fuera del área pequeña -que supuso anular el gol ante
la cantada del guardameta vasco. Fue clara falta de los hombros de
Ortuño que, sin ninguna duda, agarraron los brazos del cancerbero
del conjunto catalán.
¿Hasta
cuándo vamos a seguir así?
¡Basta
ya!
¡Basta
ya, Sr. Tebas!
¡Basta
ya, Sr. Rubiales!
MANOLO
D. ABAD
Foto: JOSÉ LUIS GONZÁLEZ FIERROS
Foto: JOSÉ LUIS GONZÁLEZ FIERROS