lunes, 9 de agosto de 2010

Un día cualquiera vivo



Lo primero: desmoronar con furia

La destrucción del tiempo.

Tomar como a una mujer las calles

Y arrojar jazmines que se renuevan cada día.

Cantar, aunque la voz esté ronca y dolorida.

Como está mi mano con este bolígrafo,

Que alguien me prestó con la misma entrega

Que yo quiero regalar ahora.

Y regalar palabras.

Conversar con ese desconcierto que asusta.

Rejuvenecer a la senectud, madurar a la juventud.

Y tenerte presente.

Existes en mis versos desdoblados,

Que algún día serán tuyos por completo.

Lo último: desmoronar con furia

La destrucción del tiempo.

Ver caer los días como sidra chorreando.

Resucitar a todos los gatos que yacen

Atropellados por la inmundicia de esta ciudad.

Que el día que te pares sea así: corazón.

Lauren García. “Versos como sangre hirviendo”. Editorial Verbum, 2005.