De nombre real Jacinto Molina Álvarez, nació en Madrid aunque su origen era vasco. Compaginó sus estudios elementales con la práctica de varios deportes, especialmente la halterofilia. Poco a poco, va introduciéndose en el medio cinematográfico con papeles de figurante y de ayudante de dirección hasta que debuta como intérprete en 1968 como secundario en "Agonizando en el crimen" y como protagonista en "La marca del hombre-lobo".
Durante las dos siguientes décadas se convertirá en un ferente de cierto cine fantaterrorífico español, desempeñando en un primer instante facetas de guionista-actor principal y después sumando producción y realización. Su pintoresca situación en el mundo del cine fantaterrorífico le permitió una inusitada fama mundial en círculos especializados.
